Padres modernos,buenos Padres?

En el mundo, la paternidad atraviesa un proceso de dolorosa revisión. En la actualidad, ¿cómo se hace para ser buen padre y buena madre? ¿Dándoles cosas, a los hijos, o proveyéndoles de tiempo y afecto en lugar de objetos? El que opta por esta opción, ¿cómo hace para satisfacer las necesidades básicas y no básicas de un chico? Tan sólo los gastos de comida, vivienda y escuela hacen que, a menudo, ambos integrantes de la pareja deban traer plata a la casa. Para lo cual deben trabajar, y mucho. Quedan exhaustos y precisan de un tiempo para sí mismos, por separado o en pareja. La modernidad incluso nos ha acostumbrado a que mamá y papá tengan una velada libre, ¡cada cual por su lado! Ella con amigas, él con amigos. Completando el panorama, las separaciones conyugales son tan frecuentes como socialmente asumidas. Sin embargo, no quita que tengan un costo económico, y sentimental. En resumen: la problemática es actual, pero el instinto de cuidar la cría es ancestral. Aunque la responsabilidad culposa es casi inherente a la paternidad y, sobre todo, a la maternidad (pero no a la inversa, no afecta la relación hijo-progenitor), antes se sobrellevaba con menos problemas. Papá proveía; mamá cuidaba; abuelos acompañaban. Ese formato tiende a desaparecer, y el sentimiento o la sensación de estar en falta es común a las generaciones medianamente instruidas y mayores de 30 ó 35. Sobre esto opina Rosa Solodky, psicóloga de la UNC orientada en Adolescencia y Juventud, que cada tanto ofrece talleres para padres culposos, pero curables. –¿Por qué un taller para padres con culpa? ¿Los ayuda a superar escrúpulos, o los surte de excusas? La intención es que vean cómo hacerse de tiempo libre, y lo aprovechen para actividades previstas o imprevistas sin sentirse culpables de dejar a sus hijos en una guardería. ó al cuidado de extraños. El hecho de hacer cosas autogratificantes hoy genera un rechazo, muy utilizado en nuestro medio. En cuanto sentimiento (patología es otra cosa), la culpa existe desde siempre. A partir de Freud se le otorga un nombre específico a todo lo heredado a través de normas parentales. Me refiero al mentado "superyo". Cada vez que hacemos algo efectivamente incorrecto, o que creemos incorrecto, aparece la impronta que nos señala que hemos violado los principios éticos, morales o religiosos que nos han sido impuestos. Su transgresión provoca esa sensación de malestar y pesar conocida como culpa. –También hay una tendencia visible a no "hacerse cargo" de los hijos. Ni de los nietos. –La sociedad ha cambiado mucho. Los padres de ahora tienden a no hacerse cargo de sus roles, y achacar a los demás lo que les pasa a sus hijos, o con sus hijos. Es más fácil poner la culpa afuera, y desligarnos de responsabilidades. Por otro lado, a nuestros padres y abuelos no se les discutía. En esa época, nada se consensuaba. El cambio producido trastornó la relación generacional. Los oprimidos de entonces quisieron darle un giro a la historia, pero transformaron el rol y pasaron a ser amigos en lugar de padres de sus hijos. Con los abuelos pasa algo parecido. Los nuestros estaban retirados y tenían tiempo para nosotros. Hoy hay que sacar turno con antelación, como si fueran un especialista, porque tienen actividades y ritmo propio. Entraña una pérdida, tanto para el chico como para el viejo. Aunque todavía no lo soy, siempre digo que la "abuelez" es la segunda oportunidad que nos ofrece la vida, para mimar a esos seres tan amados y disfrutarlos –justamente– sin culpas. Manipulaciones. –Los padres separados, ¿se culpabilizan aún más? –No sirve generalizar, pero la situación es compleja y paradójica. A menudo, los hijos de separados son utilizados como elemento de disputa. Cada progenitor, o uno de ellos, se aprovechan del contexto para culpar al padre ausente de determinadas situaciones. Lo hacen a través de comentarios absolutamente incorrectos y contraproducentes. La culpa aparece aquí como una excelente maniobra psicológica para provocar la compasión del niño: "Si no puedes amarme y respetarme por mí mismo/a, al menos te daré pena". Pues deberían tener mucho cuidado, porque el niño percibe las tensiones, y las aprovecha a su favor. –Al momento de transferir responsabilidades, ¿hay diferencia entre casados o separados? –No mucha. Por experiencia puedo decir que muchos padres "depositan" a sus hijos en el colegio o kinder, buscando que estén contenidos durante la jornada escolar. Son pocos los que se preocupan por los temas aprendidos, revisar y cumplir con la institución. Insisto en que, dado que no pueden asumir el rol de padres en plenitud, optan por culpar al "afuera" (colegio, autoridades, maestros, etcétera) por los eventuales fracasos o el mal manejo de situaciones familiares. Si un niño es amonestado por conducta inapropiada, es frecuente que los padres agredan al docente, sin siquiera revisar la situación. La voz.ar

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