Politica - Maternidad -Síndrome de Down

Nunca nadie trató de combinar la política presidencial y la maternidad del modo en que lo hace Sarah Palin, y no es una tarea sencilla. En los últimos días, las críticas que temía en Alaska, donde en su condición de gobernadora ocultó su embarazo durante meses, se convirtieron en un debate nacional. En blogs que se leen en todo el país y en las reuniones escolares de padres y maestros, los estadounidenses elogian o critican a Palin. A muchos les resulta emocionante el hecho de que un chico con síndrome de Down tenga tanta exposición pública, pero otros acusan a su madre de explotar al bebé con fines políticos. Puntos de vista aparte, el hijo de cuatro meses de Palin, Trig Paxson Van Palin, dio un mensaje de gran fuerza para su madre, en la campaña por la vicepresidencia. Otros candidatos besan a los bebés de personas que no conocen, pero Palin tiene el suyo. Es una prueba tangible de su convicción antiabortista, lo que le valió el apoyo de los sectores más conservadores, así como de su seguridad en que las mujeres pueden combinar la vida familiar con una carrera ambiciosa. Trig tuvo un efecto inesperado en la suerte política de su madre. Antes de que naciera, Palin se esforzó para asegurarse de que la llegada del mismo no afectaría su trabajo. Primero ocultó el embarazo. Un mes antes de la fecha de parto viajó a Texas para pronunciar un importante discurso y no se detuvo ni siquiera cuando rompió fuente. Volvió a trabajar tres días después del parto. Con Trig en brazos, Palin llegó más alto que nunca. El senador John McCain, el candidato republicano a la presidencia, dice que la eligió como compañera de fórmula debido a su imagen de reformista, pero ella también hace de la maternidad una parte explícita de su atractivo y se autoproclama una “madre tradicional”. Pasó de ocultar su embarazo a llevar a su hijo a la convención republicana. Trig había llegado al mundo un mes antes de lo previsto. Durante una fiesta para celebrar el nacimiento del bebé, Palin acunó al recién nacido y sus mejores amigos, sus hermanas y hasta el obstetra le llevaron regalos y una torta. La mayor parte de ellos se había enterado del embarazo de Palin apenas unas semanas antes. La gobernadora, que se esforzaba por aceptar que su hijo nacería con síndrome de Down y temía posibles críticas relacionadas con el futuro desempeño de su cargo, ocultó el embarazo hasta el tercer trimestre incluso a sus padres e hijos. Sin embargo, según un amigo, Kristian Cole, cuando la gobernadora presentó a su hijo dijo que había llegado a considerarlo un regalo del cielo. “¿Quién tiene un hijo perfecto?” dijo Palin, que se negó a conceder una entrevista para este artículo. Luego de una amniocentesis, un análisis prenatal para detectar defectos genéticos, Palin se enteró del resultado. Como dijo su hermana mayor, Heather Bruce, a Palin “le gusta estar preparada”. Como su marido, Todd, estaba de viaje, trabajando en los yacimientos petrolíferos de North Slope, Palin no habló con nadie del tema durante tres días, según dijo. Una vez reunidos, los Palin se esforzaron por entender lo que tendrían que enfrentar. Los chicos que tienen síndrome de Down experimentan diversos grados de discapacidad cognitiva, así como mayor riesgo de pérdida de la audición, hipotiroidismo y trastornos cerebro-vasculares. Aproximadamente la mitad nace con problemas cardíacos. La pareja declaró después que había decidido mantener el embarazo en secreto para poder elaborar la noticia. También había factores políticos. “No quería que la población de Alaska pensara que no iba a poder desempeñar mis funciones”, dijo hace poco Palin a la revista People. La gobernadora comenzó un elaborado juego de camuflaje con ayuda de la moda. “De pronto empezó a usar unas chalinas muy hermosas”, recuerda Angelina Burney, que trabaja frente a su despacho en Anchorage. Más adelante, Palin reveló a varios colaboradores que estaba embarazada. Aproximadamente una semana después les comunicó la noticia a sus padres y sus hijos. El 5 de marzo hizo declaraciones a tres periodistas. Les aseguró que no se tomaría una licencia prolongada. Había vuelto a trabajar al día siguiente del parto de Piper, el menor de los Palin. “En cuanto a los que dicen que una mujer no puede pensar, trabajar y tener un bebé al mismo tiempo”, dijo, “me gustaría acompañar a ese troglodita de vuelta a la caverna”. No se mencionó el problema del bebé. Al día siguiente, la gobernación dio a conocer un comunicado de prensa que daba la noticia en tres frases breves. En privado, poco a poco los Palin empezaron a contar el diagnóstico de síndrome de Down. A mediados de abril Palin y su esposo viajaron a Texas para asistir a una conferencia sobre energía. Días antes, le habían pedido a Palin que hablara ante sus pares. Alrededor de las cuatro de la mañana del día de su presentación, sintió algo raro. Según el Anchorage Daily News, tenía una filtración de líquido amniótico. La gobernadora llamó a su médica, Cathy Baldwin- Johnson, que le dijo que podía dar el discurso. Palin no estaba en trabajo de parto y la médica consideró que tenía tiempo. “Quería volver a Alaska para el parto”, declaró un amigo, Curtis Menard. “Sin duda es una mujer muy fuerte.” Trig nació a primera hora de la mañana siguiente y pesó apenas algo más de 2,7 kilos. La licencia por maternidad de tres días de Palin ya se convirtió en leyenda entre las madres. Sus colaboradores, sin embargo, señalan que no le costó retomar el trabajo. Muchos padres poderosos establecen una férrea separación entre el trabajo y los hijos. Palin, en cambio, tiene una actitud diferente. “Es madre y gobernadora, y no son cosas separadas”, dice Kristian Cole, un amigo. En la gobernación no era raro encontrarse con la hija menor de Palin, Piper, que tiene seis años. “Está con Piper o con Trig y luego da una conferencia de prensa o encabeza las negociaciones por un gasoducto”, señala Burney. Durante buena parte del verano tuvo a Trig en brazos mientras firmaba documentos y presidía audiencias. L amamantaba mientras hablaba por teléfono

J.KANTOR