Perdida de memoria Vs. tristeza, soledad, estrés y abandono
¿Cómo detectar la pérdida de memoria?
Según el gerontólogo Fabián Orellana, se detecta cuando olvidan tareas básicas, cuando repiten preguntas, cuando no coordinan ideas... . Los juegos de baraja y bingo ayudan a mantener activa la memoria. Estimúlelos a sentirse útiles en el hogar. Haga actividades de asociación y comparación. En centros como el Club de la Memoria (Villalengua 5-139 y Escalona. 227 5486) y el Ceam (García Moreno y Loja. 228 2886) hay talleres y recreación.Su reacción no sorprende a la familia. Hugo ya la conoce, “es común en la viejita, una vez dejó abierta la perilla de la cocina, llegué con las justas, si no otra sería la historia, la casa olía a gas...”.Olga olvida con facilidad. Empezó cuando murió su hijo Fabián hace dos años. “No me resigno a no volverlo a ver”, la voz se le entrecorta. Llora...Para el gerontólogo Nelson Jurado, del Dispensario Centro del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), la depresión, la soledad, el abandono, el estrés y la angustia son las principales causas para la pérdida de la memoria en los adultos mayores. Sin embargo, no son las únicas. Males como el Parkinson, Alzheimer, los problemas vasculares-cerebrales y la hipertensión, si no son tratados a tiempo, llevan a este problema. En su consulta recibe a diario un 70% de pacientes con este problema. Jurado dice que ocho de cada 10 personas lo tienen. Un 30% llega con cuadros leves. Todos sufren de soledad y abandono. Y explica que si no hay atención, el cuadro pasa a ser severo y grave en seis meses.Frases comunes como “memoria es lo que me falta”, “no sé dónde dejé la llave”, “de dónde conozco a esta persona”, son muy frecuentes en la vida de estas personas, sobre todo cuando superan los 65 años.La razón es clara. “La pérdida de la memoria viene asociada con la disminución general de las facultades, pero cuando está asociada a un retroceso general (mental, psíquico, físico...), la pérdida no es mayor, los olvidos no son llamativos”, explica Jurado. El tratamiento, entonces, cede con suplementos vitamínicos. Mas no es así cuando el problema viene con demencia, trastornos en la conducta y funciones del adulto mayor (incontinencia urinaria y fecal). La única solución es el internamiento. Este fue el caso de Miguel Enríquez, de 86 años. Sus problemas arrancaron a raíz de que su esposa Hilda murió hace un año. Tuvo depresión, “se dejó morir, no quería comer, a veces no dormía”. En su familia nadie se percató del hecho, salvo cuando Enríquez presentó alucinaciones. “Decía que conversaba con su mamá, que ella lo llamaba”. Al año murió a causa de una caída. El gerontólogo Fabián Orellana explica que las infecciones y caídas son comunes durante la pérdida de la memoria. “No calculan las gradas, se sientan al filo, no articulan sus movimientos”. En Ecuador no hay un Instituto de Gerontología regentado por el Ministerio de Salud Pública. Sin embargo, instituciones como el Centro de Experiencia del Adulto Mayor (CEAM), del Patronato Municipal San José y los Talleres de Jubilados del Centro Benalcázar, del IESS, en Quito, los capacitan con talleres y charlas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el país hay 998 659 adultos mayores (el 7,29% de la población total). De ellos, el 69,6% no cuenta con ningún seguro de salud.Alberto Paz, coordinador del CEAM, recibe un 20% de personas con problemas de pérdida de la memoria. La mejor arma para aplacar el problema en el centro -señala Paz -es haciendo que los adultos mayores se vuelvan útiles, productivos y creativos. “La mayoría de veces pierden la memoria porque se vuelven sedentarios en sus hogares, viven un encierro y no se animan o no les dejan hacer nada”.El criterio lo comparte Adriana Sancho, directora del Club de la Memoria para los Abuelos. Con varios programas de estimulación les ayuda a reactivar la memoria. Actualmente tiene 45 abuelitos. Están divididos en tres grupos (grandes, medianos y chiquitos), de acuerdo con el grado de pérdida de la retentiva. En las terapias, que se inician a las 09:00, se realizan ejercicios de motricidad fina y gruesa. Pintan, pegan y cortan papel picado, leen; practican dictados, ejercicios de categorización, asociación. Y además bailan... Los talleres brindan asesoría a la familia. En la mayoría de casos llegan motivados por ellos. “Ellos sufren más que los adultos mayores, les ayudamos a entenderlos, a tenerles paciencia y a que los respeten”, señala Sancho. En un 80 y 90%, los adultos mayores, a pesar de las terapias y charlas, no se recuperan.Hernán Merino, de 99 años, se considera satisfecho con lo que está aprendiendo en los talleres. “Me siento bien, estoy entretenido”, comenta, mientras construye el perfil del país con decenas de semillas de fréjol. A Bertha Andrade los encuentros ayudan a aplacar la soledad. “Vine por tres veces motivada por mi hija, me gustó, aquí tengo amigas, nos entendemos por tener la misma edad”. Ilma Espinosa comparte el criterio, “aquí me siento útil, me cambió la vida”.
vía comercio.com
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